El Poder de Tus Acciones

Rafael era un estudiante de secundaria, en una ocasión vio que un chico, llamado Carlos, iba apresurado a su casa. Llevaba consigo todos sus libros.

– ¿Por qué llevará todos esos libros a su casa? – se preguntó Rafael – cosas de nerds – pensó.

Rafael tenia planes para el fin de semana, una fiesta y un partido de futbol con sus amigos por la tarde, no le interesaba lo que hiciera Carlos, así que siguió su camino.

Pero a la distancia pudo ver que otros chicos se acercaban a Carlos, parecía que buscaban problemas.

Lo tiraron al suelo y le hicieron perder sus gafas.

Rafael pudo ver como Carlos intentaba conseguir sus gafas para salir corriendo de allí, pero no lo conseguía.

Se acercó rápidamente e hizo que los abusones se alejaran, tomó las gafas de Carlos y acercándoselas dijo:

– Esos chicos son unos abusivos, no deberían hacerte eso.

– Muchas gracias – dijo Carlos con una sonrisa de verdadera gratitud.

Carlos continuo su camino a casa y Rafael quiso acompañarlo para ayudarle con sus libros.

Por el camino Rafael le preguntó si era nuevo en la ciudad, pues no lo había visto antes.

Carlos le respondió que tenia menos de una semana viviendo allí.

Rafael pensó que seria buena idea invitarlo a jugar con sus amigos, pues así lograría integrarse mejor.

Y funcionó, fue del agrado de sus amigos y pasaron todo el fin de semana con él. Se hicieron muy buenos amigos.

Unos días después, Rafael vio que Carlos volvía con los libros.

– Oye, ¿sabes que puedes dejar tus cosas en tu casillero? ¿O acaso quieres hacer músculos con ese peso?

Carlos simplemente sonrió y continuaron su camino a la secundaria.

Pasó el tiempo y Carlos había mejorado mucho, se había vuelto popular, era respetado por todos sus compañeros y sus calificaciones eran excelentes, por lo que el día de graduación, tuvo el honor de decir unas palabras.

– Hoy es un gran momento para agradecer a todos aquellos que nos han ayudado en los momentos difíciles, nuestros padres, a nuestros hermanos, a los maestros; y por último, pero no menos importante, a nuestros amigos.

Hoy quiero decir que ser amigo es el mejor regalo que podemos dar y recibir. A propósito, quiero contarles una historia.

Rafael escucho con asombro la historia que contaba Carlos, en ella relataba lo que pasó el día que se conocieron.

Ese día no llevaba los libros a su casa por casualidad, en realidad lidiaba con una gran depresión y pensaba acabar con todo.

Había limpiado su casillero para que su madre no tuviera que ir por sus libros.

Carlos miró a Rafael con una sonrisa:

– Ese día fui salvado. Mi amigo me salvó de hacer algo terrible.

Rafael estaba asombrado, no se imaginaba que con ese simple gesto había cambiado por completo la vida de su amigo.

En ese momento Rafael aprendió una gran lección de vida:

No debemos subestimar el poder de nuestras acciones. Tal vez con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de alguien, para bien o para mal.

Dios nos pone en la vida de otros para que impactemos en ellos de alguna manera. Intentemos impactar positivamente.

Escrito original por Lili1623
Narración: Liliana Gonzalez

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Música:
Kevin MacLeod (incompetech.com)
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